viernes, 22 de agosto de 2014

Ella.

Su piel pálida, sus labios rosas y su cabeza dando tumbos por mantenerse en su sitio. El pelo baila de lado a lado al son de sus movimientos, mientras que los pies le gritan que pare, que ya no puede más. Pero bueno, no hay fiesta que acabe sin pinchazos en las piernas ni miradas ciegas que aunque no ven si sienten.
Camina, que no es poco, sin caer del precipicio de sus tacones de aguja. El cansancio le tiende la mano entre las sombras, pero ella se niega y se repite que la noche es joven y que ella lo es con ella. Pero su cuerpo no opina lo mismo, y se tambalea cada vez más débil sobre sus talones.
Está mareada. Ebria de alcohol y puede que de algo más. La música incesante la invita a seguir su ritmo, y ella se dice que sí que puede, que sí joder, sí puede. Mientras tanto todo se rinde. El maquillaje se disuelve entre el sudor que emana el calor de su cuerpo, y su cordura está cercada a buen recaudo bajo dos nuevos chupitos de tequila que le queman el esófago y le avivan el espíritu.
Engañada por la traición siempre cae en la misma trampa que se tiende ella misma. Amor que todo lo puedes, amor que todo lo ganas. Ahí tienes su piel pálida, sus labios rosas y su compostura; todo lo ha perdido intentando ahogarse el corazón a base de bebida.


miércoles, 20 de agosto de 2014

Tenía una mirada que dolía.

Nunca lo había visto llorar, pero siempre tenía la mirada perdida quién sabe dónde, y parecía que algo lo devorara por dentro.
Yo pasaba por su lado cada día y me sorprendía verlo siempre igual. Distraído. Absorto en un mundo inimaginable. Un universo tan mágico que lo apartaba de la realidad.
Algunas veces soñaba que me miraba con sus ojos cansados y que me regalaba un billete con destino a su mundo. Que me dejaba pasar unas horas cerca de la orilla de sus sueños, y así mostrarme las sensaciones tan intensas que lo apartaban de mí.
Un día, no sé por qué, le paré al terminar la clase. Me puse frente a él mientras con la cabeza gacha me negaba su mirada. Yo le cogí la barbilla y la levanté para poder ver bien lo que ocultaba bajo sus pestañas.
Entonces lo vi. No era cansancio, no era estrés y no era distracción. Era el amor cobrándose la vida de ese chico pecoso y tímido. Lo acerqué, le di un abrazo y le susurre al oído sin palabras algo que lo trajo de vuelta a la realidad.
Desde entonces su mirada se ha torcido 20 grados más al sur y aun así puedo ver que hay veces que llora de repente sin ningún motivo aparente. Pero justo cuando creo que he roto algo que llevaba señales de “frágil” por todos lados, el chico pecoso alza la vista, me mira a los ojos, y mientras me congela el aire glacial que centellea en sus pupilas, su boca se retuerce escondiendo un intento de sonrisa que me derrite.
Después de todo las cosas nunca están tan mal.


martes, 19 de agosto de 2014

Correspondencia ajena

Hoy he decidido sumarme a la iniciativa de Ana Belén, que ha tenido una idea muy original y creativa. Así que, allá va.

                                                    Emisor: Persona Enamorada. Receptor: Su amor Imposible.
Querido tú,
Sé que tal vez no nos conocemos bien. Y que esta carta a primera vista carezca de sentido (y puede que a segunda, y a tercera). Me gustaría decirte que escribo esto por ti, pero en realidad creo que son mis miedos los que te escriben en este momento intentando salir. Y es que me tienen atada al pasado, y me sujetan con fuerza para no dejar que te olvide, y yo ni siquiera sé ya si quiero olvidarte.
Joder, tú manchabas mis noches con tus recuerdos, y aunque te hayas ido ellos siguen acorralándome al borde del delirio cada noche. Créeme pues cuando te digo que mis pesadillas son de saltar al vacío instada por ti, porque eres el único que me controla; y yo odio que me controlen. 
Eres una duda continua que me canta al oído que nunca te irás de mí por mucho que yo insista. Y en ese momento, cuando me doy la vuelta, veo que el deseo me ha vuelto a engañar y que es la locura quien me susurra. 
Léeme si tienes el valor de enfrentarte a un amor que ya no sabe respirar si no le jodes cada suspiro. 
                                                                                                          
                                                                                                               Atte: Nunca y siempre tuya.



Espero que os guste y que visitéis su blog.
Aquí os dejo el banner de la iniciativa por si os interesa apuntaros.


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